La salida de Othacehé de la órbita del kirchnerismo y su promocionado
ingreso a las filas de quien dice venir a renovar, no hace más que
sincerar un poco más la política argentina. Como viene ocurriendo hace
rato, las fuertes definiciones de un proyecto nacional decidido a
profundizar el proceso transformador, sin mezquindades ni
especulaciones, deja a los mezquinos y los especuladores del lado de
quien quiere representarlos: Sergio Massa.
No constituye una novedad que Othacehé (como Jesús Cariglino o Luis
Acuña) estuviera incómodo conviviendo con el universo de ideas y de
acciones que expresa el proyecto nacional fundado por Néstor Kirchner en
2003 y encabezado por la presidenta Cristina Fernández. Estuvo, como
otros, motivado por la conveniencia de capitalizar la popularidad del
kirchnerismo en el distrito de Merlo, como lo había hecho históricamente
con otros gobiernos nacionales.
Ahora, temeroso de las consecuencias de no dar el brazo a torcer ante
las corporaciones económicas y mediáticas, se sube al colectivo de aquel
que es bendecido por esos mismos grupos de poder. El intendente de
Merlo, un matón puro y duro con aires de faraón, se rebela ante lo que
ayer aceptó a regañadientes, y se para donde más cómodo se siente, a la
derecha y lejos de la gente. Su salida no afecta al kirchnerismo, cuya
base social en Merlo está conformada por quienes acompañan la inmensa
transformación iniciada hace más de una década y no por un puñado de
extorsionadores que condicionan su apoyo a la conservación de sus
propios privilegios, por encima de los derechos de las mayorías. Lo
decimos con autoridad: siempre fuimos opositores a ese intendente y en
2013, cuando debimos bajar nuestra lista para priorizar las necesidades
del proyecto nacional, lo hicimos sin mezquindad.
La llegada de Othacehé al massismo, en cambio, evidencia lo que hay
detrás del mentiroso nombre de Frente Renovador: un rejunte de
ejecutores de políticas de derecha simpáticas al establisment económico,
que anhelan ganar espacio en los medios masivos de comunicación (al
menos, no ser denunciados por sus desmanejos y arbitrariedades); una
orquesta de ejecutantes de las mismas partituras económicas que llevaron
al país al abismo en la dictadura y en los ’90, y que terminaron con el
estallido político, social y económico del 2001. Basta ver quiénes
avalan editorialmente estos movimientos y revisar qué avalaron en la
historia de nuestro país, para saber qué sinfonía está dispuesto a tocar
Massa y su banda de presuntos arrepentidos. Juntos, todos ellos en ese
espacio político, intentarán desandar el presente de crecimiento con
inclusión social que vive el país y afectar lo más severamente al
Gobierno nacional.
Son los grupos económicos que alientan procesos inflacionarios y
corridas cambiaras, los que promocionan a estos dirigentes con el mismo
objetivo de siempre: saquear los pesos que hay en los bolsillos de las
familias argentinas para meterlos en las arcas de las grandes
corporaciones, recuperando la desigualdad que el kirchnerismo se ocupó
de reducir, aumentando el desempleo y la pobreza que este proceso
nacional y popular combate y reapropiándose de los privilegios que
perdieron en estos 10 años. También participan en este plan perverso los
medios de comunicación concentrados, quienes repiten esas propuestas
hasta el cansancio, y la embajada estadounidense, que siempre alentó
gobiernos impopulares y concentradores.
Harto de viajar incómodo en una nave que lo lleva a un destino que no
desea, Othacehé se sincera y ofrece sus servicios para tareas que no le
resulten tan costosas a sus intereses y a su historia. Frente a ellos
queda una presidenta transformadora, comprometida y audaz, un Gobierno
sólido, capaz y decidido a ir por más y un pueblo dispuesto a no perder
los derechos que ha recuperado en la última década. Y, además,
muchísimos militantes kirchneristas de numerosas fuerzas políticas del
país, que vamos a seguir trabajando para que nuestra Patria no vuelva
hacia atrás de la mano de personajes oscuros como Othacehé o simuladores
como Massa.
*Diputado provincial de Buenos Aires y responsable de Nuevo Encuentro Pcia. de Buenos Aires
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